CUANDO SALI DE COLLORES FUE EN...DELTA AIRLINES
Poema: Valle de Collores
Cuando salí de Collores
fue en una jaquita baya,
por un sendero entre mayas
arropás de cundiamores.
Adiós, malezas y flores…
fue en una jaquita baya,
por un sendero entre mayas
arropás de cundiamores.
Adiós, malezas y flores…
Luis
Llorens Torres
Todos
tenemos una historia personal que contar, una novela que la vida nos preparó. Hoy yo comparto algunos capítulos de mi historia que marcaron mi vida para
siempre.
Nací y me
crié en San Juan, Puerto Rico. Hija de unos
padres maravillosos, mi papá, tercera generación de Irlandeses, de ahí mi
apellido Gordon. Familia de clase media, sin lujos, pero sin
carencias. Tengo sólamente una hermana
menor que yo. La única crítica que tengo
de mis padres es que eran muy estrictos y me tenían muy controlada. Desde pequeña dí señales de ser muy independiente.
Quizás fui rebelde sin causa. A los 17 años me fui de mi casa porque quería independencia y libertad. En otras palabras, quería hacer lo que me diera
la gana. Eso era imposible viviendo con
mis padres, asi que a los 17 años eché vuelo.
Siempre me ha
gustado viajar y un día invité a mi mamá a pasar unos dias enVenezuela y Colombia durante mis
vacaciones. A mi regreso a San Juan, todavia me
quedaban dos semanas de vacaciones. ¿Y que
hice? Me casé.
A los 21
años me casé con un Argentino con el que llevaba un noviazgo de un año. Un hombre muy bueno y muy querido por mi familia y amistades.
En esa
época, para mi casarme era una idea futurista y nunca soñé con la gran boda que
todas las mujeres sueñan. Pero de eso, a
hacer algo tan radical como lo que hice, no estaba en mis planes. Me casé en un acto impulsivo, sin pensar mucho en lo que estaba haciendo. Ni
tan siquiera estaba comprometida. Nunca
me importó mucho el qué dirán. Me casé
rápido, no hice boda, fue un matrimonio civil y de la oficina del juez fui directamente
a ver a mis padres a informarles que me había casado. Horas más tarde iba en un avión estrenando
marido rumbo a Miami Beach para pasar nuestra luna de miel.
El casamiento fue una
sorpresa para todos, especialmente para mis padres. Mi mamá me contó luego que esa noche vió por
primera vez llorar a mi papá. Creo que es lo más insensible que he hecho en mi vida. Avisé ya cuando estaba casada. Shock, shock, shock para la familia y amigos. Luego el lunes, de regreso a mi trabajo, le
di la noticia a mis compañeros de trabajo y – shock, shock, shock. Creo que todos pensaron que estaba embarazada,
pero nada que ver con eso. Solo locuras
de una servidora.
Para ese
tiempo, los dos vivíamos en Isla Verde, yo sola en un apartamentito detrás de
una casa y él vivía con un roommate también argentino. El se mudó conmigo y como a los tres meses nos
compramos un apartamento en un condominio en Isla Verde. El condominio quedaba justito frente al mar y
el sonar de las olas y la brisa del mar eran embriagadores. Al decir esto me acuerdo del dicho: “para el gusto se hicieron los colores.” Digo esto porque a veces alguna que otra
visita nos preguntaba, “pero cómo pueden dormir ustedes con ese ruido de las
olas?” La respuesta era siempre la
misma, “por el ruido de esas olas compramos aquí.”
Nuestras
finanzas iban viento en popa y a los dos nos gustaba la buena vida. Durante el matrimonio, se compraron varias
propiedades. Tuvimos todos los “juguetes”
para vivir una vida divertida, la lancha, camper, moped, motorita y en algún
momento dado, tuvimos como 6 carros. Mi
esposo tenia el hobby de comprar carritos deportivos clásicos europeos, y su
mecánico y un hojalero se los ponían como nuevos. Luego los vendía, si, los vendía cuando ya no
encontraba donde guardar tanto carro.
Mi esposo
siempre había querido tener un perro, pero yo definitivamente no quería. Siempre lo amenazaba diciéndole que el día
que metiera un perro al apartamento, por la misma puerta que entraba el perro,
por esa misma puerta saldría yo. Bueno,
resulta que un Día de San Juan, cuando yo regreso a casa de mi trabajo, encuentro
que nos habían robado en el apartamento.
A mi esposo le robaron un reloj que le había regalado su papá que
costaba muchísimo dinero. Hasta ese día
yo no sabía de la marca Patek Philippe ni el valor de esos relojes. Pero también que estupidez tener ese reloj en
el apartamento en vez de en una caja de seguridad. En fin, que esa noche teníamos invitados y
después de reportar el robo a la policía, decidimos seguir con los planes de la
fiesta de San Juan.
A partir de
ese día, él siempre me reprochaba que si hubiese habido un perro en el
apartamento, posiblemente el robo no hubiera ocurrido. A mi me dio lástima y acepté que comprara
su perro. Yo amaba mucho a mi marido y
él me complacía en todo. No era justo
que yo fuera tan egoista y no le dejara tener su perro.
Así fue que
un Fox Terrier de un mes de nacido llegó a nuestro hogar. Le pusimos de nombre Nino. Nino resultó ser un perro completamente
hiperactivo, travieso, y destructor de lo que encontraba. Las rabietas que ese perro me hizo
pasar! Con todo y eso el perro me robó el corazón y andaba yo loca con mi perro. De ser una pareja, nos convertimos en
una familia de tres. Nino iba para todos
lados con nosotros, le encantaba el agua, al igual que a sus padres (nosotros),
y ya era muy popular dondequiera que ibamos.
Adorábamos a Nino y casi era como un hijo para nosotros y un nieto y
sobrino para mi familia que también lo adoraban.
Durante
muchos años vivimos una vida muy comoda, muy social y divertida. El dinero se gastaba y nada se ahorraba. Hasta que las cosas empezaron a cambiar. Mi esposo abrió unos negocios que
nunca funcionaron y lógicamente se perdió mucho dinero. Por varios años tuvimos que sobrevivir de la
venta de los autos y los “juguetes” porque, aunque yo trabajaba, mi salario no
era suficiente para mantener nuestro estilo de vida. Luego murieron los padres de mi esposo y él
heredó un dinero. Para ese entonces, mi
esposo ya venía hablando de que quería vivir en una casa. Yo me negaba.
Por fin un día le dije que la comprara, pero que yo quería quería seguir
viviendo en la playa.
Un buen día,
llega mi marido a casa y me dice:
encontré la casa. Esa casa él la
compró con el dinero de su herencia, así que yo no tenía mucha voz en eso. Me llevó en su carro a ver la casa y cuando paró el carro y me dice “ésta es la
casa” a mi por poco me da algo.
Cuando yo
era una niñita, en las navidades mi mamá me llevaba a ver una casa que le ponían un trineo de Santa Claus en el techo y otras decoraciones en el amplio
patio que la casa tenía al frente. Siempre nos referíamos a esa casa como la casita de Blanca Nieves. Le llamábamos así porque era una casita muy
curiosa, toda en estuco rústico blanco, no el estilo tipico en PR. La casa estaba
localizada en el borde de Punta Las Marias, en la curva donde empieza Isla Verde.
Que buen
acierto el de mi marido. Sin saber la
historia, él consiguió esa casa por su cuenta y a mi me encantó. Su idea era hacer una renovación total (la
casita ya tenia muchos años) sin perder la esencia de la casita original. También se iba a construir una piscina al
frente de la casa, ya que al frente habia un patio inmenso y detrás de la casa un
patio pequeño. Se le iba a hacer un deck
y un bar adentro de la piscina. Y, por
supuesto, para el argentino, una gran parrilla.
Yo encantada con la idea. Yo no
tuve objeción ninguna en firmar los documentos de la casa.
Entonces decidimos que antes de empezar la renovación, que tomaría bastante tiempo, primero hacer la piscina, así podíamos disfrutar la piscina mientras
arreglaban la casa. Y así lo hicimos. La piscina quedó hermosa y a mi que me
encanta el agua, me pasaba largas horas disfrutando la piscina y mi hamaca. La renovación iba lenta (PR time), pero no
había prisa. Nuestro condominio estaba
cerca, así que mientras arreglaban la casa, yo disfrutaba de la piscina, y él se
entretenía haciendo sus, bueno ya saben, sus “parrishadas.” Los fines de semana, la casita se llenaba con
nuestras amistades y lo pasábamos de maravilla.
Bueno, pero me
olvidé decir que para esa época, ya habían pasado muchos años de
matrimonio y habían ciertos problemillas en el matrimonio. Para acortar, vino una separación que eventualmente terminó en divorcio. Si el casamiento fue un shock, creo que lo
del divorcio fue el SUPER shock. Caos! Lo
peor de todo era que para el mundo éramos la pareja ideal y todos estaban
afligidos por nuestra separación y la casita que estabamos arreglando.
Estuve casada 9 años y fue un matrimonio feliz, pero no perfecto. No hubo hijos, por decisión unánime, una decisión controversial en aquellos tiempos.
Estuve casada 9 años y fue un matrimonio feliz, pero no perfecto. No hubo hijos, por decisión unánime, una decisión controversial en aquellos tiempos.
Al poco
tiempo de entablar la demanda de divorcio, yo decidí mudarme para Los Angeles, California. No soportaba estar encontrándome con gente a
cada rato lamentando nuestra separación y preguntando siempre lo mismo.
Por otra
parte, ya yo empezaba a tener ideas de un cambio en mi vida. Yo queria romper barreras. Yo queria romper con mi pasado. Yo queria empezar desde cero. Yo quería empezar una vida totalmente nueva
sin el apoyo emocional o económico de mis padres o de un marido. ¿Hasta donde podia llegar yo por mi misma? Ese era mi gran interrogante y mi gran reto.
El divorcio
fue amigable y fácil. No habían hijos,
no quedaban muchas cosas materiales y no nos odiábamos. Yo
me quedé con el apartamento de Isla Verde y él se quedó con el de Isleta Marina
y la casita. Para eso, solo quedaban dos
carros, y cada cual se quedó con el suyo.
Y Nino. Ay, mi adorado Nino! Lo que yo no lloré por mi marido, lo lloré por
Nino. De yo haberme quedado en Puerto
Rico, sin duda la custodia de Nino iba a ser la manzana de la discordia. Sin embargo, como yo me iba para Los Angeles, no había otra, Nino se quedaba con su papá.
El adoraba a Nino y hasta lo entendía
mejor que yo, así que por esa parte quedé tranquila.
Pero había
un problema con mis planes. El gallinero
en PR estaba alborotado. Yo nunca antes
había estado en Los Angeles. Yo nunca
había vivido fuera de PR. Yo no conocía
a nadie en Los Angeles. Iba a haber un
problema de idioma, porque aunque sabía inglés, era un segundo idioma. Me llamaron loca, inmadura, bueno que no me
llamaron. Mi plan era vivir en un hotel las primeras
semanas y ya luego mudarme a un apartamento.
Mis padres estaban bien preocupados con mi decisión.
Luego a mi mamá se le ocurrió que me quedara en la YWCA de Los Angeles, (de
aquí en adelante “Y”)
Para esos
tiempos, yo ni sabía lo que era la "Y". Yo
lo tomé como una intrusión de mi mamá queriendo manipular mi vida. Le dije que no, que no se metiera en mi vida,
que yo llegaría a un hotel y de ahí buscaría un trabajo y me alquilaría un
apartamento.
Hasta que
una buena amiga me hizo entender la locura que yo estaba haciendo. Ella apoyaba mi plan, pero me hizo entender
la preocupación de mis padres y me convenció para que siguiera los consejos de
mi mamá, e ir a la "Y" como punto de llegada. Una vez allá, me mudaría a un
apartamento. Al menos así, mi mamá se
quedaba tranquila. Lo entendí y reservé
una habitación en la "Y". Ay Dios
mio. Las madres que sabias son. Me adelando para decir que ese fue el mejor
consejo que mi madre me pudo dar.
Los planes
empezaban. Renuncié a mi trabajo y alquilé el apartamento
de Isla Verde. Me divorcié
un miércoles y el viernes ya estaba en Los Angeles. Siempre me he caracterizado
por decisiones radicales y rápidas.
Y asi, salí de Collores, digo de San Juan, para Los Angeles con solo $1,500 en mi cartera, sin conocer a nadie, sin haber
estado antes ahí, y con una tranquilidad producto de mi gran ignorancia. Ahora puedo aceptar que todo lo que me llamaron
era cierto. En realidad, yo no sabía lo
que estaba haciendo.
Cuando yo
llegué al aeropuerto LAX con mi maleta, y ví lo inmenso que era ese aeropuerto y
la gran cantidad de gente, ahí, en ese momento, caí de las nubes. Ya no era un sueño, yo estaba en Los
Angeles. Con una sonrisa leve como diciendo,
me salí con la mía, me dirigí a buscar un taxi.
Los Angeles
fue amor a primera vista. Desde que iba
en el taxi hacia la "Y" ya todo me gustaba.
Cuando
llegué a la "Y", jamás me lo hubiera imaginado así. Era un edificio extraño, inmenso, parecía como un castillo. Estaba en una loma y tenía una escalera con muchísimos escalones para
llegar a la entrada. Me acuerdo cuando
el taxi paró frente a la "Y", y yo vi las escaleras, me dije a mi misma, y ahora
cómo yo subo esta maleta. Bueno, por suerte el
taxista me la subió, sin yo tener que preguntarle, y yo super agradecida de di su buena propina.
Llegué tarde en la noche y fui muy bien recibida por el personal de recepción. Ahí me informaron de las horas del desayuno y cena. Yo ni sabía que eso venía incluido, así que esas fueron buenas noticias. Toda emocionada, y todavía un poco incrédula de que ya estaba en Los Angeles, empecé a desempacar y me quedé dormida pues estaba rendida del largo viaje. Cuando ya dormía profundamente, el telefono sonó y yo pense, quien rayos me esta llamando. Lo contesté pensando que era la gente de la "Y" y eran mis padres llamando a ver si había llegado bien.
Llegué tarde en la noche y fui muy bien recibida por el personal de recepción. Ahí me informaron de las horas del desayuno y cena. Yo ni sabía que eso venía incluido, así que esas fueron buenas noticias. Toda emocionada, y todavía un poco incrédula de que ya estaba en Los Angeles, empecé a desempacar y me quedé dormida pues estaba rendida del largo viaje. Cuando ya dormía profundamente, el telefono sonó y yo pense, quien rayos me esta llamando. Lo contesté pensando que era la gente de la "Y" y eran mis padres llamando a ver si había llegado bien.
En la mañana
quize darme un baño para luego bajar a desayunar. En ese momento me dí cuenta que en el cuarto
no habia ducha, solo toilet y lavamanos.
Las duchas estaban al final del pasillo.
Eso no me gusto mucho, pero no le di mucha importancia. Bajé al comedor y cuando abrí la puerta, el lugar era inmenso, lleno de mesas largas y lleno de chicas. Agarré mi desayuno y tímidamente me senté en
una de las mesas. Con la gran suerte que en
esa mesa eran casi todas Latinas de diferentes paises. Ahí en la “Y” habían chicas del mundo
entero. El común denominador era que
estábamos todas viviendo una transición de vida. Desde ese día, siempre me sentaba con estas
chicas y cenabamos conversando y riéndonos de las anécdotas del día de cada
una. Unas trabajaban, otras estudiaban y
otras estaban buscando trabajo. Esto sí
que fue un gran comienzo. Estas chicas,
que ya llevaban en la "Y" cierto tiempo, me orientaron en cantidad de cosas. Nos hicimos amigas y jamás me
sentí sola en Los Angeles.
Durante los fines de semana, nos íbamos de paseo en autobus. Yo me puse a tomar unas clases de inglés en una escuela superior solo para que me dieran un bus pass. Bueno, hasta el dia de hoy, todavia conservo una amiga de mis tiempos en la "Y".
Durante los fines de semana, nos íbamos de paseo en autobus. Yo me puse a tomar unas clases de inglés en una escuela superior solo para que me dieran un bus pass. Bueno, hasta el dia de hoy, todavia conservo una amiga de mis tiempos en la "Y".
La "Y" fue
crucial en mi estadía en Los Angeles. A
pesar de que no estaba en la mejor área, era un lugar limpio, seguro, amplio y donde había disciplina. Honestamente, no se que hubiera
sido de mi de no haber llegado a la "Y". Como siempre he sido fastidiosa para comer, no me gustaban las comidas al punto que rebajé 15 libras y andaba
pesando en esos días 90 libras.
O sea que de vivir frente al mar y con varias propiedades, ahora vivía en un cuarto. De tener una colección de carros, ahora me movía a pie y en autobus. De una comodidad económica, ahora contaba los centavos para pagar mi cuarto y suplir mis necesidades básicas. Yo queria una vida nueva? Ya la estaba viviendo.
Pero lo importante es que yo andaba super feliz. Yo estaba viviendo una
nueva aventura, una vida distinta y disfrutaba cada momento.
El empezar
fue muy difícil, no lo voy a negar. Más de lo que yo me hubiera imaginado. No
creo que hubiese sobrevivido mucho tiempo en LA de no haber estado en la "Y". Gracias a mi santa madre. También le doy gracias a Dios porque, aunque no era cristiana en esa época, siempre estuvo conmigo guiándome y protegiéndome.
Al final que
en la "Y" me quede ocho meses. Ya luego la "luna de miel" se fue acabando y poco a poco empecé a extrañar las cosas básicas materiales que todos añoramos. Tan pronto pude, me mudé
a un apartamento. De mi grupo de amigas,creo que fui la primera que se fue. Ya luego las
demás se fueron yendo poco a poco. Luego
ya me cansé de andar en autobus y mandé a buscar mi carro casi nuevo que había
dejado en Puerto Rico.
Y bueno, así empecé
una vida nueva. Sola y totalmente
responsable de mis acciones. Repito, no fue
fácil. Obviamente, he dejado cantidad de detalles afuera porque si no saldría un libro y no es la idea. Lo importante es que uno puede lograr todo si uno se lo propone. Yo probé que sí se pudo.
Fue una buena
decisión. Al final, mis padres estuvieron
orgullosos de mis logros y muchas veces me decían que lo mejor que había hecho
era irme de PR porque las cosas allá estaban muy mal. Y, efectivamente, cuando yo iba a PR de
vacaciones, eran sentimientos encontrados porque amando tanto a mi pais, y habiendo sido criada en PR, ya sentía que no me acostumbraba.
La jíbara se salió con la suya. Me siento realizada y orgullosa de mi misma por haber salido de Collores en Delta Airlines.
Desde
entonces, California ha sido “home” para mi.
Bueno, un
momentito. Eso hasta hace dos años cuando
me mudé para Las Vegas. Todavia tengo mi
townhome en California y no sé si algún día regrese. Puede que sí y puede que no. Me encanta Las Vegas y me encanta California y amo a mi Puerto Rico.
Por lo
pronto, no soy de aquí ni soy de allá, como dice la canción de Alberto Cortez.
Epílogo:
Mi ex: Por muchos años no supe de él. Luego me enteré de que se casó con otra
boricua y tuvo una hija.
Nino: murió de viejito
La casita: la casita se vendió y mi ex nunca vivió en
ella. Yo regresé a PR 5 años más tarde a
pasar unas vacaciones. La curiosidad me
llevó a “mi” casita, o a la casa que pudo haber sido y nunca fue -- solo para
encontrarme con otra tremenda sorpresa.
La habían convertido en un restaurant argentino y donde estaba la
piscina, ahora había una pescera gigante.
Entré al restaurant y no había nada
que simulara los arreglos que habíamos hecho. Conocí al dueño y le dije que yo había sido la dueña de la casita y le mencioné el nombre de mi ex. Por supuesto, el conocía un
poco de la historia y conoció a mi ex cuando compró la propiedad. En la actualidad, ya no está el
restaurant. Ahora hicieron como un
pequeño shopping center.
La verdad que esa casita tuvo historia.
La verdad que esa casita tuvo historia.
Mi condo en
Isla Verde: Lo vendí hace muchos años.
The Mary Andrews Clark Residence of the YWCA Los Angeles Historical Landmark Building Mi hogar por 8 meses (tengo entendido que ya cerró) |
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